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Arte digital: dudas y certezas

En esta primera nota, de una serie de 3, Jorgelina Hazebrouck, nos expone sus reflexiones sobre la relación entre nuevas tecnologías y arte, en particular sobre lo que se ha dado en llamar arte digital

Jorgelina Hazebrouck | Licenciada en Bellas Artes
12-may-2004

Si alguien afirma: "El arte ha evolucionado hacia lo digital" es probable que algunos de sus interlocutores acuerden y otros rechacen tal afirmación.

Previamente, podríamos convenir en que la tecnología actual tiene pocos seguidores tibios. Muchos, se anotan en las filas de los fanáticos o tecnodependientes, otros en la de los detractores o tecnófobos. Mi propuesta intentará crear un sólido puente donde los integrantes de ambas corrientes puedan cruzar, ver del otro lado y luego decidirse a retornar, quedarse o simplemente construir una postura propia.

Mi primera invitación consiste en analizar minuciosamente la frase inicial y sus consecuencias a modo de rectificar o ratificar las distintas opiniones preexistentes.

Actualmente -y en mayor medida que tiempo atrás-, las cuestiones suceden de una manera tan veloz que algunos nos adaptamos a utilizar nuevas tecnologías, trabajamos y conseguimos el propio sustento a través de ellas pero no siempre nos preguntamos sencillamente: ¿qué significan? Estas cuestiones no por simples son menos profundas y si bien no será fácil para mí dilucidar cada aspecto -dado que seguramente entre los lectores habrá quienes son expertos en el arte digital-, apelaré a algunos simples razonamientos para intentarlo. Valga la siguiente aclaración: no será oportuno -ni mi humilde pretensión- discernir en este espacio un concepto universal de ARTE. Todos sabemos que ni grandes filósofos ni eruditos, ni críticos ni artistas han acordado una respuesta unívoca a esta cuestión. Por eso -temerariamente y aunque sea por el tiempo que dure este artículo-, supondremos que todos coincidimos en aquello a lo que nombramos ARTE.

Hechas estas salvedades, partamos de la afirmación inicial "El arte ha evolucionado hacia lo digital" y pensemos por un instante en la palabra digital. Fue mi madre, una vez más, quien movilizó el entorno.

- ¿qué significa digital? Y así comenzó el siguiente diálogo:

- Es la tecnología que utilizan las computadoras.
- Sí, pero ¿por qué ahora "todo" es digital?
- Digital, deriva de dígito, es el sistema que, en principio, utiliza una base numérica... Sólo silencio de su parte, aún deseosa de saciar verdaderamente su inquietud.

En efecto, antes de interrogarme, ella ya había recabado algunos datos: digital significa que no es analógico, también que se maneja con el tacto -léase dedos- y algunos aspectos más, todos los cuales -incuestionablemente ciertos- provenían de personas con distintos intereses: médicos, abogados, contadores, diseñadores, ingenieros que, obviamente, utilizan diariamente la irremplazable tecnología digital.

Sirva esta anécdota para apreciar que no estamos hablando de una cuestión precisa y limitada sino de un campo muy amplio donde todos los conceptos establecidos y por establecerse pueden tenerse por válidos o relacionarse de alguna manera. Pero como es necesario recortar un concepto mínimo que pueda convalidarse en nuestro ámbito, acercaré lo siguiente: la tecnología digital es una herramienta que permite dar entrada y procesar imágenes o diseños asistidos mediante una computadora.

El vocablo evolución nos condiciona generalmente a que le sumemos -acaso innecesaria y concomitantemente- connotaciones positivas. Evolucionar, modernizarse, actualizarse parecieran tener siempre una imagen decididamente superadora.

Evolución proviene del latín evolvere. Textual y coincidentemente la mayoría de los diccionarios definen evolución como el desarrollo de las cosas o de los organismos, por medio del cual pasan gradualmente de un estado a otro más completo o más perfecto. Figuradamente también se afirma que es el desarrollo o transformación de las ideas o las teorías; también es la mudanza de conducta o de actitud. Indagando en otros contextos, es en el de la medicina donde aparece algo interesante ya que el concepto no varía ostensiblemente, pero agrega un nuevo perfil: En clínica se habla de evolución de una enfermedad para indicar un curso en sentido favorable o desfavorable; no obstante, el nombre de lesión evolutiva indica una lesión que tiende a agravarse. Por último, también resulta interesante para esta cuestión recordar que la evolución social, sería el proceso de adaptación continua de una sociedad a las nuevas necesidades. Ajustándonos a los conceptos citados precedentemente podríamos coincidir: evolucionar no es ni bueno ni malo en sí mismo; por lo tanto, es necesariamente cierto que el arte ha evolucionado. Evoluciona ahora, en este momento -mientras aquí debatimos y allá lejos muchas personas luchan por sobrevivir- y evolucionará indiscutiblemente mientras queden hombres. La realidad misma es testigo de la existencia del arte digital, por lo tanto se hace imprescindible reconocer que el arte, en algunas de sus manifestaciones actuales, ha evolucionado hacia lo digital. Nadie puede impedirlo.

Esta afirmación no significa, sin embargo que ésta sea la única o exclusiva forma de evolución del arte en nuestros días. Muchas manifestaciones artísticas tradicionales interactúan, se relacionan, se acercan, se alejan, parecen acoplarse, mimetizarse con las nuevas herramientas, quizás, esta sea una relación momentánea y más tarde las técnicas con siglos de trayectoria vuelvan a su tradición. Es tan posible como que el arte digital trascienda lo hoy realizable y continúe sorprendiéndonos. El criterio estético podrá valorarse en un futuro no tan próximo. Lo que traspase ese cedazo formará parte de la historia del siglo XXI.

Como corolario de este simple análisis, los invito a pensar lo siguiente: un procesador: computadora -como comúnmente denominamos- es una herramienta, así como lo es un pincel, una esteca, una gubia; por tanto no está entre sus atributos ser talentoso o ineficaz. Ni eficiente, ni banal. Ni superficial, ni consistente. Pueden serlo, en verdad, los ejecutores de la misma. Puede suceder que se vean trabajos, en esta categoría, que no cumplen con lo necesario para que veamos en ellos ARTE, pero no es -sin lugar a dudas- responsabilidad de la herramienta. Por algún causal vivimos en este momento histórico, las herramientas existen y una parte de la humanidad se capacitó para utilizarlas. Mi atrevido consejo a quienes no han tomado todavía nunca contacto con estas técnicas sería el siguiente: Permítanse disfrutar los nuevos encuentros, apuesten una vez más al método de la prueba y el error y no seránecesario que alguien cargue con la culpa de desestimar otra vez a algún genio...RosariARTE Contenidos. Fin de la nota.




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