Felipe Alarcón, pintor, grabador y dibujante, nació  en 1966 
en Ciudad de La Habana (Cuba), graduándose en la 
Academia de Bellas Artes San Alejandro. De Cuba a Italia y del país trasalpino a España, 
país en el que reside desde hace años en Madrid. 
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| Felipe Alarcón. Los Angeles velan por tí. Serie 'Muñecas de papel' III. Técnica mixta sobre papel. 70 x 50 cm. Año 2003. | 
Tanto su obra pictórica como su producción de grabado y dibujo se 
caracterizan por presentar un predominio de los elementos dibujados, 
personajes, retales de edificios y trozos de paisajes que identifican 
países, continentes o zonas. Esta facilidad para el dibujo se manifiesta a 
modo de urdimbre, tejiendo de forma alegórica la superficie de la tela o 
del papel, abarcando su superficie, para no dejar nada al azar, intuyendo 
que el dominio del soporte es fundamental para controlar el desarrollo de 
la temática. De ahí su interés, en sus diversas series pictóricas como 
Crónicas Milenarias, una de las más emblemáticas, en las que incorpora a 
modo de collage, fragmentos de fotografías, recortes de revistas y 
periódicos que se armonizan con los dibujos y las zonas cromáticas de la 
tela. El resultado son obras concebidas como laberintos, en los que se van 
desgranando los sucesos que identifican al mundo; los principales 
personajes, los seres que influyen en su vida personal; todo lo que dejó en 
Cuba y su visión cosmopolita del globo terráqueo desde Madrid. 
Acompañando a este maremagnum de cosas está también el reloj, como símbolo 
del paso del tiempo, además de ser una afición suya, lo incorpora dentro 
del contexto de la propia obra como clave nexo fundamental que explica 
muchas cosas. Se trata de elaborar una cierta existencia del tiempo como si 
de una carrera de fondo se tratara. Hay que llegar a la meta, existe un 
recorrido y hay un tiempo para hacerlo, con la única diferencia que, en su 
caso, el recorrido no tiene un final concreto, sino que está abierto a lo 
que diga el destino. Por si acaso su mente, sus deseos y anhelos van 
abarcándolo todo. Crónicas Milenarias constituyen un homenaje a sí mismo y 
a aquellos que lo rodean y apoyan, en el sentido de potenciar la verdadera 
esencia de la existencia a partir del propio conocimiento y de su inefable 
intención de comunicar a los demás sus propios descubrimientos. 
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| Felipe Alarcón. Collage. Serie 'Muñecas de papel' IV. Técnica mixta sobre papel. 70 x 50 cm. Año 2003. | 
Una de las constantes habituales en su producción pictórica es la figura de 
la mujer, que ocupa un lugar central, presentándola en actitudes muy 
diversas: sensual, atractiva, soñadora, triste, melancólica, madre, en 
poses de desesperación, con caras que destilan fidelidad y armonía. 
Asimismo fotos y fragmentos de imágenes de pintores emblemáticos como 
Picasso, símbolos como Mona Lisa, edificios, arquitecturas que recuerdan 
países como Cuba, Italia y España en los que ha residido. La mujer actúa de 
acicate, de motor de explosión que hace posible la armonía, dando sentido a 
la composición. Es como un pedestal de un mismo edifico, que posee la misma 
consistencia que toda la estructura.
Investigador del dibujo, no se pierde en detalles exuberantes, sino que lo 
aplica para aumentar la capacidad simbólica de sus personajes. Es más, les 
da unos toques precisos para que estos cobren vida propia, sin necesidad de 
describirlos excesivamente. No hay posibilidad de que los convierta en 
esencias, sino en evidencias de un tiempo y de un país. El dibujo es 
también una técnica que le permite deformar, exagerar, estilizar o cambiar 
a su antojo cualquier temática que se proponga, demostrando su facilidad, 
su multiplicidad de salidas, alejándose de los cánones académicos y 
clásicos, buscando nuevas perspectivas, exagerados desarrollos o bien 
comedidos y controlados conceptos que, luego, poseen su propia identidad, 
al margen del resto de la composición. Su forma de utilizar el color es más 
bien expresionista, intentando resaltar rasgos de los personajes o de la 
propia composición en general. No es un complemento, no busca  consolidar 
un posicionamiento de gran estética, sino que lo utiliza para resaltar, 
casi de forma dramática, sensual o sutil, llena de gran poesía su fortaleza 
o sus miserias. En consecuencia, la esencia se transmuta en vivencia y esta 
en existencia a partir de una visión muy personal de los acontecimientos 
que nutren la historia y que se encuadran dentro de Crónicas Milenarias.
Existe, también, en su obra, una gran capacidad de exaltación de su parte 
simbólica, de su cometido trascendente, en el sentido de ir más allá de la 
anécdota, buscando personajes que, siendo cotidianos, que partiendo, en 
muchas ocasiones, de su entorno más directo, se configuren como verdaderos 
seres universales. De ahí que presente a lo local como universal, siendo 
como el escritor catalán Josep Pla, un narrador costumbrista, que conoce la 
vida y sus gentes, que adopta una actitud de cierta socarronería, que pose 
una vivencia de aventura, pero que tiene, siempre que puede, los pies en el 
suelo. 
Felipe Alarcón, pintor cubano, afincado en España, de sentimiento 
universal, no olvida lo que dejó en el Caribe, va en busca de nuevos 
horizontes, siendo leal con la realidad que le envuelve, con la esencia de 
la propia existencia que lo rodea, para poder avanzar sin muletas que le 
presionen, sin cortapisas ni tallas de diamante que puedan hacerle sangrar. 
Su obra tiene simbolismo, está adoptando cuestiones propias del automatismo 
creativo, es expresionista, alegórica y se mueve dentro de la figuración 
contemporánea. Lo más importante es su dominio del dibujo, la sinceridad de 
sus temáticas y la facilidad para ser imaginativo en un contexto de gran 
monopolio purista.
